Carcasonne, ciudad amurallada

Está situada entre Perpiñán y Toulouse, al sur de Francia, a una hora y media larga en coche desde Montpellier. Nosotros fuimos un domingo a pasar el día.

La ciudad tenía un tránsito normal, pero la fortificación en sí, que está situada en una colina, estaba llena de turistas.Cuando entras dentro de la muralla, sus calles estrechas hechas de piedras, sus numerosas torres y anchas murallas, te trasladan a la época medieval.

Paseando por sus callejuelas, encontrabas muchos puestos artesanales, distintas tiendas preparadas para el turismo, galerías de arte, grupos de música y alguna que otra plaza en la cual poder sentarte a tomar algo y disfrutar de esa particular ciudad.
Hay una iglesia dentro de la fortificación. La mitad está construida de estilo románico y la otra mitad, gótico. Tiene una clara diferenciación tanto dentro como fuera. Pues su bóveda de crucería del ábside hace contraste con sus arcos de media punta que hay en los laterales, y en su entrada principal.


Al lado había una torre, y un hotel, cuyas paredes estaban llenas de hojas anaranjadas y amarillentas, que nos enredaban ese otoño que se iba...

Antes de partir, cenamos en un bar el típico plato, "cassoulet", un guiso compuesto de alubias blancas y distintos tipos de carne. Me recordó mucho a la fabada asturiana, o al guiso de casa de mi abuelo... Hacía tiempo que no comíamos algo tan casero y sabroso. Lo acompañamos con una ensalada y un crepe de caramelo.

La fortificación está considerada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, y ha servido de inspiración para un juego de mesa, que lleva el mismo nombre.
Cada 14 de julio, festividad nacional francesa, hay un espectáculo pirotécnico y de luces que imitan un gran incendio en la ciudad

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